Mi gran amigo
Una vez tuve un gran amigo, un amigo de verdad, un amigo que nunca me llegó a traicionar.
Ese amigo siempre me hablaba con la verdad, me entregó su respeto y pude en él confiar.
Un día ese gran amigo me soltó y sola me dejó volar, aunque un poco intranquilo por mi seguridad.
Una noche de noviembre mi amigo me mandó a llamar y enseguida sospeché que algo andaba mal.
Al final de una charla sincera nos abrazamos con pasión y me dije a mi misma..... que valioso es mi Papá.
Muchas Felicidades a ti, mi Papá
Que este sea un día feliz para ti, que bien te lo mereces.
Que descanses después de tantos años de estar viviendo más para mí, que para ti mismo.
Que dejes de preocuparte y de sufrir por mi vida, que ahora es a mí a quien me toca devolverte lo que me has dado.
Que te sientas satisfecho y realizado al saber que gracias a ti… hoy soy muy feliz.
¡Muchas Felicidades!
Aunque no pueda estar a tu lado
Papá no estás a mi lado ahora pero no te olvido.
Te recuerdo y te extraño todos los días, aunque no te llame para decírtelo.
Te recuerdo y te extraño en mis dudas, en mis triunfos y en mis fracasos.
Y un día como el de hoy, más que nunca… aunque no pueda estar a tu lado:
¡Muchas Felicidades!
¿Qué es un verdadero papá?
Un papá, lo que se llama papá, es una combinación extraña de razón y sentimiento.
Es aquel que sabe orientar y exigir, pero al mismo tiempo sabe amar, es aquel que al minuto de haber regañado con severidad, sonríe y guiña el ojo con ternura.
Es el que sabe decir no cuando es lo justo y sabe decir si, cuando es lo conveniente.
Un papá zapatea duro cuando cumple su deber y anda de puntillas en la noche cobijando nalguitas y cuerpecitos fríos.
Un buen papá es el que después, de una dura jornada de trabajo al llegar a casa, abraza a sus hijos y se vuelve un niño jugando con ellos.
Un papá es aquel hombre que genera vida, que acompaña y da seguridad ofreciendo una mano firme.
Un papá es un higo que parece duro y espinoso por fuera pero es puro y dulce en su interior.
Un papá es un director de orquesta, es el constructor de un nido, es el maestro de la escuela de la vida.
Un papá es ante todo un hombre con corazón, que sabe señalar el horizonte con optimismo y confianza.
Un papá, un verdadero papá, tiene mucho de mamá, aunque tenga fortaleza de varón inquebrantable.
Un papá es un refugio seguro para el hijo que llora y sufre, es aquel que sabe escuchar y alentar a los hijos en las derrotas de la vida.
A los papás se les dedica un día en el año, pero ellos dan todos los días para los suyos.
Son generosos por naturaleza, por voluntad y por amor, además, un papá nunca muere, simplemente se esfuma para continuar mandando en su recuerdo con sus enseñanzas. Los papás, son arriesgados, decididos, comprometidos y tenaces.
La vida de los hijos transcurre felizmente a la sombra de un buen papá, como el amigo y confidente que refleja la ternura, la bondad y el amor de Dios.
Gracias papá.
Mi viejo querido
¡Ay, mi viejo querido!, nunca lo hubiera sabido,
De no ser ahora, que yo también tengo hijos,
Por eso te quiero y te admiro,
Por todo lo que has padecido.
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