lunes, 13 de junio de 2016

MAÑANA PUEDE SER DEMASIADO TARDE. (Reflexión)




Una mujer que se llevaba muy mal con su esposo sufrió un paro cardíaco. Casi a punto de morir, un ángel se presentó ante ella para decirle que, evaluando sus buenas acciones y sus errores no podría entrar al cielo; y le propuso permitirle estar en la tierra unos días más hasta lograr cumplir con las buenas acciones que le faltaban. La mujer aceptó el trato y se regresó otra vez en su hogar junto a su esposo. El hombre no le dirigía la palabra porque hacía tiempo que estaban peleados.

Ella pensó:

- Me conviene hacer las paces con este hombre. Está durmiendo en el sofá, hace tiempo dejé de cocinarle. Él ahora está planchando su camisa para salir a trabajar, le daré una sorpresa.

Cuando el hombre salió de la casa, ella empezó a lavar y planchar toda la ropa de él. Preparó una rica comida, puso flores en la mesa con unos candelabros, y un cartel en el sofá que decía: “Creo que puedes estar más cómodo durmiendo en la cama que fue nuestra. Esa cama donde el amor concibió a nuestros hijos, donde tantas noches los abrazos cubrieron nuestros temores y sentimos la protección y la compañía del otro. Ese amor, aún con vida, nos espera en esa cama. Si puedes perdonar todos mis errores, allí nos encontraremos”.

Tu Esposa

Cuando terminó de escribir el último renglón “Si puedes perdonar todos mis errores” pensó: ¿me he vuelto loca?, ¿yo voy a pedirle perdón cuando fue él quién empezó a venir enojado de la calle cuando lo echaron de la fábrica y no conseguía trabajo?. Yo tenía que arreglarme con los pocos ahorros que teníamos haciendo malabares, y todavía tenía que soportar su ceño fruncido. Él empezó a tomar, aplastado en el sillón, exigiendo silencio a los niños que sólo querían jugar. Él empezó a gritarme cuando yo le decía que así no podíamos seguir, que yo necesitaba dinero para mis hijos. Él lo arruinó todo; y ¿ahora yo tengo que pedirle perdón?

Enfurecida rompió la carta y escuchó la voz del ángel que decía:

- “Recuerda: algunas buenas acciones y alcanzarás el cielo, de lo contrario no podrás entrar”.

La mujer pensó:

- ¿Valdrá la pena?, y rehízo la carta agregando aún más palabras cariñosas: “No supe comprender nada entonces, no supe ver tu preocupación al quedarte sin empleo, luego de tantos años con un salario seguro en esa fábrica. ¡Debiste haber sentido tanto miedo! Ahora recuerdo tus sueños de “cuando me jubile haremos”. Cuántas cosas querías hacer al jubilarte. Pude haberte impulsado a que las hicieras en lugar de obligarte a aceptar estar todo el día sentado en ese taxi.

Ahora recuerdo aquella noche de locura cuando rompí esas cartas de amor que habías escrito para mí, y prendí fuego a todas las telas de los cuadros que pintabas. En ese momento me enfurecía verte allí, encerrado en ese cuarto gastando nuestro dinero en pomos de pintura para nada, o sentado en ese escritorio escribiendo tonterías para mí. Debí haberte impulsado a vender esos cuadros. Eran realmente hermosos. Estaba desesperada, yo también me sentía segura con el salario de la fábrica y no supe ver tu dolor, tu miedo, tu agonía.

Por favor perdóname mi amor. Te prometo que de hoy en adelante, todo será diferente. Te amo.

Tu Esposa

Cuando el marido regresó del trabajo, al abrir la puerta notó algo distinto; el olor a comida, las velas en la mesa, su música favorita sonando suavemente y la nota en el sofá. Cuando la mujer salió de la cocina con la fuente en la mano, lo encontró tirado en el sillón llorando como un niño. Dejó la fuente, corrió a abrazarlo y no necesitaron decirse nada, lloraron juntos, él la alzó en sus brazos y la llevó hasta la cama; hicieron el amor con la misma pasión del primer día. Luego comieron la exquisita comida que ella había preparado, rieron mucho mientras recordaban anécdotas graciosas de los niños haciendo travesuras en la casa.

Él la ayudó a levantar la mesa como siempre lo hacía, y mientras ella lavaba los platos, vio por la ventana de la cocina que en el jardín estaba el ángel. Salió llorando y le dijo:

- Por favor ángel, intercede por mí. No quiero a este hombre sólo en este día. Necesito un tiempo más para poder impulsarlo con sus cuadros, y tratar de reconstruir esas cartas que sólo para mí y con tanto amor había escrito. Te prometo que en poco tiempo, él estará feliz, seguro; y ahí sí podré ir donde me lleves.

El ángel le contestó:

- No tengo que llevarte a ningún lado, Mujer. Ya estás en el cielo, te lo has ganado. Recuerda el infierno donde has vivido y nunca olvides que el cielo siempre está al alcance de tu mano.

La mujer oyó la voz de su marido que desde la cocina le gritaba:

- “Mi amor, hace frío, ven a acostarte, mañana será otro día”.

Sí -pensó ella-, gracias a Dios, mañana será otro día…

Para meditarlo:

Usted, que reclama lo que no recibe, ¿ya pensó en lo que no da?

Usted, que se lamenta porque sufre, ¿ya pensó en cuánto hace sufrir?

Usted, que acusa a la ignorancia, ¿ya evaluó sus conocimientos?

Usted, que condena el error, ¿ya percibió cuánto erró?

Usted, que se dice amigo sincero, ¿ya se analizó con sinceridad?

Usted, que se queja de penurias, ¿ya vio cuánto posee más que los otros?

Usted, que critica el mundo, ¿ya hizo algo para mejorarlo?

Usted, que sueña con el cielo, ¿cuánto ha hecho para extinguir el infierno?

Usted, que se dice modesto, ¿se sentiría orgulloso de parecer humilde?

Usted, que condena el mal, ¿ha procurado difundir el bien?

Usted, que deplora la indiferencia, ¿ha sembrado el amor?

Usted, que se aflige con la pobreza, ¿ha usado bien sus riquezas?

Usted, a quien le duelen las espinas, ¿ha cultivado rosas?

Usted, que tanto lamenta las tinieblas, ¿ha esparcido luz?

Usted, que se ocupa de sí mismo, ¿se ha preocupado de los demás?

Usted, que se siente tan pequeñito, ¿ha procurado crecer?

Usted, que se queja de soledad, ¿ha brindado su compañía a un amigo?

Usted, que se asusta ante la enfermedad, ¿que ha hecho por su salud?

Usted, que anhela la concordia, ¿ha combatido la discordia?

AMOR PROPIO (Reflexión de Charles Chaplin)





A medida que aprendí a tener amor propio,
descubrí que la angustia y el dolor emocional
sólo son señal de vivir contrariamente a mi verdad.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
ser auténticos.

A medida que aprendí a tener amor propio,
pude comprender lo ofensivo que puede ser
forzar mis deseos sobre sobre alguien, 
sin importarme que no sea el momento adecuado,
ni que esté preparado para ello...
aunque yo mismo sea esa persona sobre la que me imponga.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
respeto.



A medida que aprendí a tener amor propio,
dejé de desear una vida diferente,
y me di cuenta de que todo cuanto nos rodea
es una invitación a crecer.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
madurez.

A medida que aprendí a tener amor propio,
comprendí que siempre, sin importar la circunstancia,
estoy en el lugar y el momento correcto,
y sólo debo relajarme.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
auto confianza.

A medida que aprendí a tener amor propio,
dejé de idear proyectos demasiado ambiciosos,
y a robarme mi propio tiempo...
Hoy, a mi propia manera, y mi propio ritmo,
sólo hago aquello que me hace feliz,
aquello que amo y alegra mi ser.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
ser feliz
A medida que aprendí a tener amor propio,
me liberé de aquello que no me hace bien:
comidas, personas, cosas y situaciones
que me empujaban al lodo del desánimo.
Al principio a eso lo llamé egoísmo.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
amor propio.




A medida que aprendí a tener amor propio,
desistí de intentar llevar siempre la razón,
y desde entonces me equivoqué mucho menos.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
humildad.

A medida que aprendí a tener amor propio,
pude dejar de vivir en el pasado y preocupándome por el futuro.
Ahora vivo el momento, pues es cuando las cosas acontecen.
Ahora vivo el día, un día a la vez.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
plenitud.

A medida que aprendí a tener amor propio,
me di cuenta que mi mente me perturbaba y enfermaba.
Pero a medida que fui siendo fiel a mi corazón
mi mente se convertía en un buen aliado.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
sabiduría del corazón.



Ya no hay necesidad de temer discutir, 
ni temer diferencias con otros o nosotros mismos...
Pues hasta las estrellas chocan entre sí,
y de su colisión nuevos mundos nacen.
Hoy sé que de lo que se trata eso es de…
vida.